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¿Cómo se empieza en una trinchera y se acaba en un concierto? Con un video de una sola toma dirigido por Carlos Marcovich, en donde podemos apreciar todo el espíritu popero de estos chicos listos (Maria José, Daniela, Federica, Sergio, René y el Apio) que antes de llamarse Kabah, eran un grupo de cuates que vivían muy cerca de mis rumbos, allá por San Jerónimo (barrio de clase media de la Ciudad de México) y que un día se decidieron a formar un grupo coreográfico vocal e inscribirse en el concurso para descubrir nuevos talentos: "Valores Juveniles Bacardi y Compañía".
Y sí, recuerdo haberlos visto aquella primera vez con sus overoles amarillos y una imagen arrolladoramente fresca que los hizo ganar el concurso en su categoría. Sin embargo pasó el tiempo y no se quedaron así: conocían perfecto el negocio, y experimentaron con un look diferente para cada disco...no sé cuántos habrán lanzado, pero fueron varios, y a pesar de haber salido alguna vez de plateado y otra vez de negro, con cabellos de colores y estilos diferentes, nunca perdieron la frescura original.
Tenían letras total y absolutamente prescindibles, así como ritmos pegajosos y hasta poco creativos, pero el chiste es que siempre les creí.
Por eso están en este blog, porque eran muy positivos, y a pesar de los problemas internos que acompañan a cualquier grupo de personas, se transformaban en seres super contagiosos en el escenario, uno se olvidaba de que estaba ante un producto comercial surgido de las catacumbas de Televisa, ya que el secreto fue que siempre opinaron sobre lo que querían comunicar y cómo lo querían hacer.
De ahí que haya decidido colocarlos acá, con una de sus letras más profundas (imagínense como estarían las demás), muy urgente de rescatar en un tiempo belicoso como este que vivimos, y en donde hacen falta más propuestas divertidas como estos Kabah, cuyo encanto radica en la sencillez de su música, lo cuidado de su concepto de imagen y la honestidad de su propuesta: frivolones, pero jamás pretenciosos. Se les extraña.
